lunes, 22 de noviembre de 2010

ETICA ODONTOLOGICA

Como profesional al servicio de la salud bucal, el Odontólogo, asume una gran responsabilidad social. La salud bucal tiene importancia fundamental; busca lograr el bienestar del individuo convirtiéndolo así en un elemento útil y activo dentro del entorno en el cual se desenvuelve.
Por lo tanto el profesional de la Odontología, debe asumir este compromiso, sin escatimar esfuerzos con el fin de devolverle al paciente un completo estado de salud, puesto que la salud bucal constituye parte imprescindible de la salud general de todo ser humano.

En tal sentido, la profesión odontológica percibe formar odontólogos integrales, con conocimientos científicos, técnicos y humanísticos y con un alto sentido ético y social. Para ser un buen profesional de la Odontología, es necesaria la Ética e todas las actividades que se realicen. Esto hace que se gane el respeto y la confianza de los pacientes, el respeto y la cordialidad hay que brindarlos para merecerlos.

La Ética, en general establece lo que es, lo que debe ser. Específicamente en el área odontológica la Ética encierra toda una serie de cualidades y aptitudes del equipo de trabajo, con el fin de llevar a cabo todo el tratamiento que amerite el paciente de una manera correcta, honesta y responsable.

Para lograr la excelencia en el servicio que se brinda lo principal es conformar un buen equipo de trabajo, donde prime un ambiente de respeto y cordialidad, esto siempre es percibido por el paciente cuando acude al consultorio. También es importante hacer sentir al paciente como si fuera cada uno, el más importante de todos, sin importante su condición social, económica, religiosa o política. No debemos hacer discriminación, todos los conocimientos y la atención deben centrados en su bienestar.

Deben desarrollarse también muchas cualidades, apropiarse de una serie actitudes que garanticen no solo el bienestar del paciente, sino también, el bienestar propio. Hay que tener en cuenta que a nuestra consulta pueden acudir diferentes tipos de pacientes: el nervioso, el aprehensivo, el que llega con afán, el imponente, el colaborador, etc. A pesar de sus diferencias el trato para todos debe ser igual, con la misma cordialidad y respeto.
En fin, debemos tratar a nuestros pacientes como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Debemos ponernos siempre en la posición de los demás y preguntarnos ¿Cómo me gustaría que me trataran a mi en esta situación? Seguramente, esperamos la mejor atención, por lo tanto también debemos brindarla.

Ahora bien, todo esto nos puede llevar a la reflexión y pensar: ¿Se le estará dando la importancia que realmente tiene la Ética en la formación de los profesionales y más específicamente, el la formación del profesional de la Odontología?

Lamentablemente la respuesta no parece ser afirmativa, en vista de que en muchas ocasiones, o mejor dicho en muchas facultades, Ética profesional esta ausente del programa de estudios y si no lo esta, solo se ofrece como ramo electivo. Esto parece inconcebible en los actuales días siendo esta disciplina un soporte excepcional en la educación sistemática de todo profesional y teniendo en cuenta que toda profesión afronta problemas conductuales que difícilmente se puedan resolver si no se les ha previsto y analizado durante la etapa formativa.

Sin embargo, debe destacarse que no por esto, se debe declinar en la intención de formar profesionales con valores, costumbres y principios basados en excelencia, el respeto, la honestidad, la responsabilidad, la seguridad y la calidad.

Es aquí donde el docente del área de Odontología, debe asumir su rol como agente transmisor de conocimientos, no solo científicos, sino también éticos.

Se formarán así no solo los mejores profesionales en este campo, sino también los mejores seres humanos que tendrán como principio fundamental la Ética, convirtiéndola de esta forma, en norma de vida.

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